Desde hace
algún tiempo hemos podido observar que está moda lo vintage. Ahora vuelven las faldas
de tablas, camisas de botones y estampados que no dejan indiferentes a nadie. Nos
peinamos con la raya a un lado y escuchamos a los Beatles.
Más allá de
toda la parafernalia comercial y el deseo de las multinacionales y marcas en
que compremos sus productos y así esclavizarnos, mercantilmente hablando, esto
se debe a la crisis en la que nos vemos sumidos actualmente y no me refiero
precisamente a la económica, sino a la social. A esa crisis en la que algunos
han dejado sus valores por detrás, pocos conservan aún sus principios y muchos
se venden por un par de euros. “Político” es hoy un antónimo de “honradez”, una
palabra que, la mayoría de las veces, produce urticaria.
Nos vemos
sin dinero, sin presente y sin futuro. En la calle, tirados mientras lo único
que nos queda es la ilusión de ser felices pero ni siquiera nos dejan serlo,
echando a los músicos que tocan en la plaza del barrio y te alegran el día
cuando vas atravesando la esquina torcida. Duermes con la esperanza de que a la
mañana siguiente encuentres un trabajo y puedas apañártelas para vivir
modestamente, entonces es cuando enciendes la tele y te das cuenta de que una “señora”
se embolsa cantidades ingentes de dinero por haberle tocado la chorra a un
torero y sin embargo tus padres se parten el cuero de sol a sol para ganar un
par de duros con los que llegar a fin de mes, si es que no toca pagar algo aquí
o algo allá.
¿Qué es lo
único que nos queda? ¡Volver al pasado! Echar la vista atrás y recordar el
tiempo en el que fuimos felices, vivíamos sin preocupación; porque es así,
siempre buscamos cobijo entre los brazos de la nostalgia, y es esta nostalgia
la que ha rescatado lo vintage.
0 opiniones:
Publicar un comentario